Sólo puede avanzar espiritualmente quien se mueve por sí mismo; aquel que utiliza ayuda para eso, que se vale para ello de recursos ajenos en forma de concepciones hechas, recorre su senda apoyado en muletas y deja sus propios miembros inactivos.
La verdadera creencia reside apenas en la convicción interior. Pero la convicción viene solamente a través de un estudio y un examen implacables, y no aceptando ideas ajenas.
Todo lo que fatiga al espíritu nunca puede ser bueno; la verdad revitaliza y refresca inmediatamente.
El camino hacia las Alturas encontrase abierto para todos los seres humanos. Competencia en el aprendizaje no es la puerta para él. Ni Jesús Cristo eligió a sus discípulos entre los fariseos o escribas eruditos, sino que entre personas sencillas y naturales.
Lo que está insolublemente ligado a la divinidad no puede ser entendido por el cerebro humano, porque su comprensión está estrechamente ligada al espacio y al tiempo. Sin embargo, el mundo espiritual es absolutamente distinto, de especie superior.
Desprenda los hilos que le arrestan hacia abajo y desátelos hasta el último; el hombre que permanezca encadenado interiormente será siempre un esclavo, aún que fuese un rey.
Os encadenáis con todo cuanto deseáis aprender de los otros, permaneciendo un extraño para si mismo, quedándose al margen de lo que aprendisteis, lo que no puede nunca entrar en vuestra vida.
Cada cual debe experimentar su propio camino para la Luz; el hombre puede comprender integralmente solamente lo que él vive en su interior y percibe en todas sus variaciones.
Muchas personas quienes escarnecen de temas espirituales lo hacen solamente por indiferencia y indolencia, sólo porque eso les exigiría un esfuerzo para derribar el aprendido y las ideas hechas para luego formar algo nuevo. Otros pensarían que eso interfiere en su acostumbrado modo de vida y, por lo tanto, les resultaría molesto.
Solamente dando se puede recibir. Dar desinteresadamente, ayudar donde sea necesario y tener comprensión para los sufrimientos del prójimo, significa recibir; es el sencillo y directo camino hacia el Altísimo.